Teo Franco es un artista totalmente emocional. Una artista que libera el inconsciente reflejando su mundo interior. Algo por otro lado, que recuerda a los surrealistas. Teo busca transmitir lo que está por encima de la realidad, lo que se eleva a un segundo o tercer plano. Deja aflorar sus sentimientos, sus emociones más profundas. Objetos o situaciones que pueden resultar extraños, incluso oníricos, que parecen estar más allá de la realidad. Teo Franco explica su proceso creativo como un proceso simple, pero no lo es.
Aplica tintas aguadas sobre un soporte milenario: el papel. La mancha le sugiere uno o varios caminos y como en la selección natural de Darwin, elige el que mejor se adapta a su concepto artístico. A su yo creativo para conectar directamente con el espectador. Como si se tratara de alucinaciones de impactos gestuales, el artista se siente parte de un canal creativo, de una herramienta vital para su intelecto y que a través de sus pinceles crean una obra muy personal.
Una obra la de Teo personalísima. Unas veces esa inspiración delimitada por una fina línea, tímida y nerviosa en las que se adivina una figuración concreta y reflexiva. Una obra artística creada por el ímpetu creativo.