CONOCE NUESTRA HISTORIA
En el siglo V, los suevos se asientan en el noroeste, territorio que en el siglo siguiente será anexionado por los visigodos. El parroquial suevo incluye a Bergido en la diócesis de Astorga, signo de la presencia de ese pueblo en nuestro municipio; la moneda de Sisebuto, acuñada en Bergido, y san Valerio en su autobiografía nos hablan también del poblamiento visigodo en el solar de nuestra villa.
Cacabelos se menciona por primera vez en el siglo X, en la donación de Bermudo II al monasterio de Carracedo. En el año 1108 el arzobispo de Santiago, Diego Gelmírez, lo reconstruye y erige su iglesia de Santa María, que aún conserva su viejo ábside. Dicha reconstrucción provocaría una enconada disputa con el obispo de Astorga, pues la villa se hallaba en territorio de esa diócesis. La disputa concluyó con la donación de la villa por Alfonso VII a aquel arzobispo en 1138, hecho que singularizará a Cacabelos, pues no sólo será jurisdicción del arzobispo, sino que pertenecerá a aquella lejana diócesis hasta 1890. En ese siglo XI también se mencionan Villabuena, donde existe un palacio real, y Pieros cuya iglesia consagraría en 1086 el obispo Osmundo.
La villa, al lado de un puente, en pleno Camino jacobeo, creció de forma ininterrumpida durante la Edad Media, como lo testimonian sus iglesias (Santa María de la Plaza, Santa María de la Edrada y Santa María “circa pontem”) y hospitales (San Lázaro, Santiago, Santa Catalina, Alfonso Cabirto, Inés Domínguez). La población prosperó por su riqueza agrícola y el comercio de peregrinos y pobladores francos; y tuvo una aljama judía.
Un nuevo aliciente en el crecimiento de la villa fue la concesión por Sancho IV, en 1291, de una feria anual de quince días de duración, celebrada en las fiestas de la Cruz de Mayo, a la que posteriormente se añadirían otras ferias en San Miguel y San Bartolomé. Villabuena, por su parte, se construirá en el siglo XIII el monasterio de San Guillermo, de monjas cistercienses en cuyos dominios jurisdiccionales encontraremos a Quilós y Arborbuena, mencionados por primera vez en ese siglo.
La crisis de la filoxera, con la que desapareció la mayor parte del extenso viñedo, provocará una fuerte recesión económica y un leve descenso demográfico (en 1900 la población era de 2.180 habitantes). Sólo bien entrado el siglo XX se recuperará el viñedo con injertos americanos, lo que favorecerá la aparición de numerosas e importantes bodegas y una cooperativa de vinos. Al compás de esta recuperación económica creció la población: parques y plazas, Colegio Público e Instituto de Bachillerato, Centro de Salud y Residencia de la Tercera Edad, polideportivo y piscinas. Hoy el municipio de Cacabelos lo integran las localidades de Cacabelos, Quilós, Pieros y Arborbuena, además de Villabuena y San Clemente que se incorporaron voluntariamente al municipio en los años ochenta. Su población alcanza ligeramente los 5.000 habitantes.